En los últimos años, cada vez más terapeutas se han interesado por comprender la fascia y cómo trabajar con ella durante las sesiones de fisioterapia. Inicialmente, la fascia se refería a la membrana conectiva fibrosa formada por la fascia que recubre los músculos superficiales de un segmento corporal determinado y que separa los planos tegumentarios de los planos profundos. Sin embargo, la definición de fascia tiende a evolucionar para incluir todos los tejidos blandos a base de colágeno (tendones, ligamentos, bursas y tejidos de soporte muscular (endomisio, perimisio y epimisio). Así pues, las fascias forman una red interconectada similar a una tela de araña (noción de tensegridad).
Existen varias herramientas sencillas para facilitar el trabajo manual en esta compleja estructura.
El ganchillo es una técnica específica de movilización asistida de los tejidos blandos, cuyo objetivo es restablecer los planos de deslizamiento miofascial liberando las adherencias tisulares. También tiene un efecto global sobre el sistema mio-neuro-hormonovascular, lo que permite restablecer la homeostasis de los tejidos. Las diferentes curvaturas de los ganchos permiten adaptarlos a todas las zonas anatómicas tratadas. En particular, permite aliviar las tensiones musculares provocadas por el estrés, mejorar la flexibilidad de los tejidos y eliminar ciertas molestias o dolores crónicos.
Originaria de la medicina tradicional china, la ventosaterapia se utiliza para liberar puntos de tensión o restricción tisular en el cuerpo. Las ventosas pueden utilizarse de diferentes maneras: fijas, como masaje desfibrosante o en combinación con la movilización activa. Este método estimula los mecanorreceptores contenidos en la fascia, regulando la tensión y la microcirculación para aliviar la congestión local de la zona. Las ventosas pueden utilizarse en patologías inflamatorias y congestivas y en todas las patologías asociadas a la fibrosis tisular, como ciertas lumbalgias crónicas, dorsalgias, cervicalgias, etc., así como en patologías deportivas como las secuelas de lesiones mioaponeuróticas o esguinces.
Derivado del Gua Sha chino y herramienta complementaria de las anteriores, el "raspador" permite tratar los tejidos superficiales y profundos de múltiples formas. Su uso favorece la remodelación del tejido conjuntivo gracias a la fricción generada sobre la piel y los tejidos subyacentes. Los efectos del raspado son analgésicos, mejoran la troficidad y aumentan la amplitud de movimiento. Esta herramienta sinusoidal es un verdadero "plus" para la técnica de movilización asistida de los tejidos blandos, ya que permite utilizar diversas técnicas manuales: raspado, pero también masaje profundo, destorsión, técnicas aunisianas o reflejas. Proporciona alivio a las personas que sufren patologías musculares, ligamentosas o tendinosas, así como a los pacientes que padecen inflamaciones y dolores crónicos, ¡al tiempo que ahorra manos al terapeuta!
¿Cuáles son las herramientas esenciales para trabajar eficazmente la fascia en fisioterapia?
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